Después de seis días de paro, se empiezan a notar señales de fatiga entre los poco más de 200 agentes que han estado de guardia en las instalaciones de la Secretaría de Protección y Seguridad Ciudadana (SPSC) de manera constante. Exigen mejores condiciones laborales y la destitución de la titular de la institución, Marcela Muñoz Martínez, junto con dos de sus subalternos.

Aunque durante ciertas horas del día puede haber hasta 400 agentes en el edificio de la avenida López Portillo con Lázaro Cárdenas, no todos pasan la noche ahí, ya que muchos deben cumplir con sus labores de patrullaje o reunirse con sus familias.

Los agentes que han sufrido más son aquellos que no viven en la capital, sino en comunidades cercanas. Han tenido dificultades para descansar durante toda la semana, ya que han tenido que pernoctar en el edificio por temor a represalias si regresan a sus hogares.

A pesar de las amenazas y el acoso que enfrentan, los policías preventivos en paro desde el 16 de marzo han expresado su determinación de mantener su protesta hasta que la secretaria de Seguridad, Marcela Muñoz Martínez, sea destituida.

En entrevistas realizadas en las instalaciones de la SPSC, agradecieron el apoyo de la ciudadanía y reconocieron que algunos agentes, especialmente los de Asuntos Internos y los asignados como escoltas a funcionarios, optaron por no unirse a la manifestación.

También informaron que la noche del miércoles pasado, alrededor de las 19:30 horas, el personal leal a Muñoz Martínez y a la gobernadora desalojó a los encargados del Centro de Control, Comando, Comunicaciones y Cómputo (C-5), ahora utilizado como uno de sus centros operativos.

Los agentes que insisten en que este movimiento carece de líderes o infiltraciones de partidos políticos opuestos a Morena declararon que están conscientes de que el Gobierno Estatal tiene la autoridad para desalojarlos, pero que no están dispuestos a rendirse.

Afirmaron que sus denuncias son verificables y esperan que, ahora que el caso ha alcanzado el ámbito federal, sus demandas sean escuchadas, ya que hasta el momento han sido ignorados y menospreciados por las autoridades locales.

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