A casi un año del devastador incendio que arrasó el humedal de Chemblas, situado a 35 minutos de la capital de Campeche, surge un rayo de esperanza entre las cenizas. El ecosistema muestra ahora signos sorprendentes de recuperación, un fenómeno observado de cerca por grupos ambientalistas como Pavitos Migratorios a través de sus constantes monitoreos.

En una entrevista con 24 horas Campeche, Rebeca Maldonado, representante de Pavitos Migratorios, compartió que tras el siniestro, en colaboración con Semilleros de Alas Campeche y el Grupo de Observación y Conservación Águilas Pescadoras de Campeche, han presenciado la resurgencia del humedal. Especias vegetales previamente consideradas perdidas están brotando nuevamente, y la fauna silvestre está retornando gradualmente a su hábitat natural.

El proceso de regeneración no solo brinda esperanza para la recuperación del humedal, sino que también subraya la importancia de la conservación ambiental. Se están realizando monitoreos continuos que confirman el retorno de las aves.

En el humedal de Chemblas, podemos apreciar la riqueza biológica de las aves presentes en este entorno. Desde hace una década, hemos observado la llegada de numerosas especies migratorias. A pesar del incendio del año pasado, hemos seguido acudiendo al lugar para verificar la recuperación del humedal, y hasta ahora, estamos viendo una mejora significativa, con muchas aves regresando”, comentó Maldonado.

Según la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad (Conabio), a través de su Programa de Aves Urbanas, en el humedal de Chemblas, conocido como el Santuario de las Aves Migratorias, se han registrado 37 especies migratorias provenientes de Estados Unidos y Canadá, así como 83 especies residentes.

Maldonado enfatizó la importancia de educar desde la infancia sobre la relevancia de estos ecosistemas y la observación de aves. Por ello, los grupos ambientalistas han visitado escuelas para compartir sus conocimientos y fomentar esta práctica.

En mayo de 2023, un incendio consumió más de 80 hectáreas de pastizales, bosques y áreas de humedal, cobrando la vida de diversas especies de tortugas y cocodrilos. Este suceso conmocionó a ecologistas y a la comunidad local, generando una preocupación generalizada por la preservación de estos preciosos ecosistemas.

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