Las afirmaciones del excanciller Marcelo Ebrard sugieren que las recientes publicaciones en medios de comunicación, donde se insinúa un supuesto vínculo entre el presidente Andrés López Obrador y el narcotráfico, son percibidas como represalias por parte de la Administración para el Control de Drogas (DEA).
Ebrard, argumenta que estos reportajes, basados en fuentes anónimas, reflejan un patrón de actuación típico de la agencia estadounidense.
Explica que estas tensiones surgieron a raíz de una reforma legal que obliga a la DEA a informar detalladamente al gobierno mexicano sobre sus actividades y encuentros en el país. Esta medida, según Ebrard, ha generado fricciones y descontento en la DEA.
El ex canciller cuestiona el propósito detrás de estas filtraciones, señalando que más allá de responsabilizar a los medios de comunicación, es crucial analizar las motivaciones de la DEA en México y definir qué rol debería desempeñar en el país.
Ebrard advierte a la agencia estadounidense que las exigencias impuestas por la reforma legal no solo se mantendrán, sino que podrían intensificarse en el futuro.
Enfatiza que la DEA ha representado históricamente un desafío para los gobiernos mexicanos, utilizando tácticas que han puesto en riesgo la relación bilateral en múltiples ocasiones.
Recuerda el caso reciente de la detención del ex secretario de Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, donde la DEA no compartió información previamente con las autoridades mexicanas, lo que generó tensiones adicionales.
Ebrard destaca que la evidencia presentada en ese caso carecía de solidez, basándose en comunicaciones que no podían ser verificadas, lo que motivó la reforma legal que ahora es objeto de controversia.