Ni siquiera han comenzado las campañas, bueno ni siquiera se han dado a conocer las listas de todos los partidos al Congreso y a las presidencias municipales, y la violencia política comenzó a aflorar en toda su dimensión.

En lo que va de la precampaña a intercampaña, o sea hasta hoy, una docena de personajes relacionados con cargos públicos y/o en busca de puestos de representación popular han sido asesinados.

Curiosamente, el Presidente no ha salido a declarar que “andaban en cosas’’ turbias o que iban a comprar drogas, como generalmente hace cuando ocurren matanzas (ayer asesinaron a tres jóvenes en un antro de Villahermosa).

Ya se había advertido con mucho tiempo de anticipación sobre el riesgo de que la delincuencia organizada y la común trataran de incidir en estas elecciones.

Las advertencias fueron tomadas como exageraciones tanto por el Presidente como la candidata oficial, Claudia Sheinbaum, quien pronosticó que habría un proceso “en paz’’.

No será así, por más que se esfuercen por disfrazar la realidad o tratar de distraer la atención ciudadana hacia otros temas.

Lo que ahora preocupa es cómo hará el gobierno para proteger a los más de 20,000 ciudadanos que competirán por un cargo de elección popular.

Ya han firmado un convenio con el INE, pero este documento es muy limitado, pues solo se conoce que el Ejército, la Marina y la Guardia Nacional garantizan la protección de los candidatos presidenciales (y quizá la de los 9 candidatos a gobernador), pero el resto de los aspirantes tendrá que garantizar su seguridad por sus propios medios.

Tan solo cuidar a los 300 candidatos a diputaciones federales más 128 candidatos al Senado implicará una movilización de las fuerzas del orden de por lo menos 4 elementos por cada aspirante.

Conforme avance el proceso electoral los casos de violencia o intimidación serán más e involucrarán a personajes de mayor peso político.

Ojalá que en las reuniones de madrugada que dice López Obrador que sostiene diariamente con el Gabinete de Seguridad se desarrolle una estrategia eficaz para cuidar a los candidatos y con ello al proceso electoral.

Y de paso, si les sobra tiempo, echarle un vistazo a los expedientes de los candidatos que tienen nexos con la delincuencia organizada, que no serán pocos.

****

En Michoacán, luego del berrinche del gobernador Alfredo Ramírez Bedolla, porque no pudo colocar a sus incondicionales en las listas de Morena al Senado, las huestes guindas han comenzado a reagruparse en torno a la candidatura de Claudia Sheinbaum.

El trabajo político ha correspondido al candidato al senado, Raúl Morón Orozco, que no la ha tenido fácil debido a las piedras en el camino que le va dejando el gobernador, a quien la candidata presidencial ya tiene en la mira.

Veremos en las próximas semanas cómo si el gobernador rompe lanzas definitivamente con Sheinbaum o si Morón puede evitar que le jueguen las contras a su partido.

****

La foto de Xóchitl Gálvez con Felipe Calderón, en un restaurante de Madrid, le provocó taquicardia a varios morenistas que inmediatamente recurrieron al trillado eslogan del “narco estado’’.

Pueden inundar las redes con esa tendencia, pero ningún ataque de bots o seguidores con nombre y apellido pueden negar que este ha sido el sexenio en el más se ha expandido la delincuencia organizada.

El sexenio cerrará con cerca de 180,000 asesinatos y la colonización de grandes territorios por parte del crimen organizado.

Hasta las propias estadísticas del gobierno lo demuestran.

@adriantrejo

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *