En los últimos tres sexenios, la disputa territorial entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación ha afectado a las pequeñas empresas turísticas, restaurantes y comercios en la Selva Lacandona, Chiapas. Estos negocios se ven obligados a pagar cuotas para operar en la zona, y en los últimos tres meses, tanto las tarifas como la violencia han aumentado. Recientemente, un grupo de turistas fue testigo de un enfrentamiento armado en un retén de la Guardia Nacional.

A pesar de ser un destino tropical con abundante flora y fauna, así como sitios arqueológicos, el riesgo asociado con la violencia ha superado las estrategias de los touroperadores. Un grupo de turistas presenció cómo jóvenes armados superaron un retén de la Guardia Nacional, lo que llevó a la decisión de vetar dos sitios históricos mayas, Yaxchilán y Bonampak, de la ruta turística.

Las empresas turísticas han enfrentado extorsiones de jóvenes armados que exigen pagos adicionales por cada turista. Ante la escalada de violencia, algunos empresarios han decidido no ceder ante estos “cobros de piso”. El costo de visitar sitios como Bonampak incluía tarifas de la comunidad maya, la entrada al recinto y la contratación de un tour, pero ahora se suman las extorsiones de grupos armados.

La situación se ha vuelto insostenible en los últimos meses, y se atribuye a la disputa territorial entre los cárteles de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación, que buscan controlar la franja con Guatemala. La violencia en Chiapas ha llevado a un aumento en los homicidios dolosos y extorsiones. Según estadísticas, en enero se contabilizaron 17 ejecuciones a balazos y en 2023 se registraron al menos 500 homicidios dolosos en la región. Además, la percepción de inseguridad entre los habitantes de Chiapas es alta, con siete de cada diez chiapanecos considerando que la ciudad donde viven o trabajan es insegura, según una encuesta del Inegi.

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