Los grandes monopolios harineros son los que imponen el precio de la materia prima, e incluso el de la tortilla, ya que tienen acaparada no solo la comercialización sino también la industrialización”, acusó el representante en Campeche de la Unión Nacional de Productores de Maíz, Edgar Torres Abrego. El productor afirmó que en Campeche, los grandes consorcios harineros hacen todo lo posible para que el kilogramo de maíz siga pagándose entre 4.5 y 5 pesos, cuando le va bien al productor, mientras que el precio de la tortilla se ha elevado hasta 24 y 25 pesos.

Por el contrario, la tonelada de maíz ha elevado su costo desde el año pasado, llegando actualmente a un tope de 18 mil 500 pesos, una vez que el industrial ya extrajo de la materia prima los nutrientes y el etanol, destacó Torres Abrego. Además, los industriales harineros se han convertido en proveedores de la tecnología que utilizan las tortillerías, obligando a estos comerciantes a consumir únicamente harina de maíz, señaló.

De esta manera, al eliminar el molino de nixtamal, los industriales garantizan que solo se consuma harina de maíz, acabando con una tradición milenaria y encareciendo un producto que es de consumo ineludible para el mexicano, consideró el productor de maíz. La única alternativa para que ni el productor ni el consumidor resulten dañados por el juego perverso de las harineras es que los gobiernos, especialmente el federal, promuevan la industrialización del maíz por parte del productor.

“Los productores de maíz debemos ser apoyados con recursos y tecnología para producir harina de maíz, así como tortilla, para de esta forma recuperar el consumo de la verdadera tortilla y generar economía en nuestras comunidades”, expuso. Uno de los efectos positivos de esta medida es que se podría reducir sustancialmente el precio al consumidor final de los productos derivados del maíz, puntualizó el entrevistado.

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