Papa Francisco en Mongolia.
El papa Francisco viaja a Mongolia por el interés geopolítico.

El papa Francisco anunció ayer que publicará una actualización de su trascendental tesis de 2015 sobre el medio ambiente en octubre, pocas semanas antes de la próxima ronda de negociaciones de la ONU sobre el clima.

El papa Francisco viaja a Mongolia por el interés geopolítico

El pontífice argentino mencionó a principios de este mes sus planes de escribir una segunda parte de “Laudato Si” pero no aportó más detalles, solamente indicó que abordará “temas actuales”.

Su llamada encíclica de 2015 culpaba directamente a la humanidad del calentamiento global, y se la consideró influyente en las conversaciones de las Naciones Unidas sobre el clima celebradas en París ese mismo año, que condujeron a compromisos históricos.

En su audiencia semanal en el Vaticano, el papa Francisco fijó la fecha de su nueva versión para el 4 de octubre, unas semanas antes de la próxima ronda de conversaciones de la ONU en la COP28, que se llevará a cabo en los Emiratos Árabes Unidos en noviembre y diciembre.

En un destino que puede parecer sorprendente teniendo en cuenta su minúscula comunidad católica, pero estratégico a raíz de su ubicación entre las dos potencias Rusia y China, el papa Francisco viaja esta semana a Mongolia.

El sumo pontífice argentino de 86 años volará hoy por la tarde desde Roma a la capital mongola, Ulán Bator, adonde llegará el viernes por la mañana tras nueve horas de avión que pondrán a prueba su salud, luego de la operación de abdomen bajo anestesia general que tuvo en junio.

Primer papa que visita Mongolia, este inmenso país budista de apenas 3.3 millones de habitantes, en el que Francisco permanecerá hasta el lunes 4 de septiembre.

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Exsatélite de la Unión Soviética que se convirtió en una democracia en 1992, Mongolia cuenta con una de las comunidades católicas más pequeñas del mundo, estimada en unos mil 400 miembros.

El viaje pone de manifiesto el deseo de llevar su mensaje al otro lado del planeta, muy lejos de Roma.

Parte del imperio fundado por el legendario conquistador Gengis Kan en el siglo XIII, Mongolia no tiene acceso al mar y depende de Rusia para su abastecimiento energético y de China para colocar sus recursos mineros, esencialmente carbón.

Este país busca mantener una neutralidad, al mismo tiempo desarrollar sus relaciones con otras naciones como Estados Unidos, Japón y Corea del Sur.

Esta posición puede ser útil para la Santa Sede, que renovó en 2022 un histórico acuerdo firmado con China en 2018 sobre la delicada cuestión del nombramiento de obispos en el gigante asiático, en un contexto de tensiones por la situación de los católicos bajo el régimen comunista.

Del lado ruso, el papa busca desde el inicio de la invasión en Ucrania abrir caminos para una solución pacífica del conflicto, por ahora sin éxito.

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