Más de 5 mil personas presenciaron el tradicional Paseo de los Pixanes en Pomuch donde también admiraron la ceremonia y ritual del juego de pelota maya “Pok Ta Pok”.
Más de 5 mil personas presenciaron el tradicional Paseo de los Pixanes
Turistas nacionales e internacionales acudieron al festejo lleno de flores, colores, rituales mayas, bailes y música típica, en el marco de la ancestral celebración a los fieles difuntos.
El Paseo de los Pixanes ongregó a niñas, niños, jóvenes, adultos, hombres y mujeres caracterizados como catrinas y catrines, que integrados en más de 40 grupos efectuaron el recorrido desde el cementerio de Pomuch hasta concluir en el parque principal de la localidad.
Algunos desfilaban con trajes típicos y los rostros pintados de calaveras, también con representaciones de dioses mayas, además de llevar ofrendas, y presentar carrozas decoradas con velas, flores y fotografías de sus familiares y seres queridos para honrar su memoria.
Durante el derrotero fue escenificado también el ritual de la limpieza de huesos, considerado un acto de amor y respeto a los fieles difuntos. Como parte de este paseo igual se apreció la representación los “pixanitos” o ánimas de los niños, el “Pixán Peek” para las almas de las mascotas y el baile de la Cabeza de Cochino.
En el “Nojoch Altar” autoridades y visitantes presenciaron la ofrenda del Hanal Pixán, altar maya con comida y dulces típicos, dedicado a los adultos y los niños, ceremonia realizada en honor a Irma Balam, “La primera guardiana”, por ser reconocida como una de las mujeres iniciadoras de la limpieza de huesos a sus difuntos.
Después, con una danza dedicada a los dioses mayas, con antorchas en mano y al ritmo del tambor, los Cocomes y los Itzáez iniciaron el ritual del juego de pelota maya, que fue admirado y aplaudido por los espectadores.
Posteriormente, la cantante yucateca, Mar Puente, interpretó “La Llorona” y “Todo Cambia”, para continuar el festival con coreografías alusivas como “Día de los Fieles Difuntos” de Felipe Aguilar Morayta; “Jaraneros”, de Juan Carlos Caamal Poot, y “Vive la Danza”, de Jesús Can Collí.