A cinco meses de haber asumido el cargo de la alcaldía de Campeche, Biby Rabelo de la Torre da muestra de su inexperiencia para llevar las riendas del Ayuntamiento. Además de aparecer en público con grupos de zumba, o en eventos recreativos y culturales, su administración se caracteriza por una indiferencia total ante las necesidades apremiantes de una ciudad que es Patrimonio Cultural de la Humanidad.

En el Centro Histórico de la ciudad sólo se dedica a acosar a empresarios con altas multas por ruido, por no tener algún papel al momento de realizar inspecciones a altas horas de la noche; no poseer dictámenes de gas o electricidad, cuando nunca el Ayuntamiento ha solicitado esas cosas.

 

Pero las inspecciones no incluyen la solución del problema de las alcantarillas destapadas que despiden hedor en varias calles del Centro, donde ya se han caído personas de la tercera edad y hasta turistas. Tampoco incluyen reparación de fugas y de luminarias que están adheridas al sueldo.

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Hace unos días una hizo corto circuito en plena calle 59 y la autoridad de la Comuna “brilló” por su ausencia. Y ni qué decir de la basura que se junta para que el camión recolector se la lleve, en muchas ocasiones, numerosas bolsas de basura quedan en el corredor turístico durante largas horas sin que el personal de Red Ambiental se las lleve, ni que la autoridad exhorte y vigile que se cumpla la obligación.

Así, el Centro Histórico de la ciudad luce decadente, a pesar de los esfuerzos de la Secretaría de Turismo, en coordinación con la iniciativa privada. Y no se diga de las condiciones del resto de la ciudad, sus carencias y su estado deplorable. Prácticamente toda la ciudad se encuentra en una situación vulnerable con falta de alumbrado público, agua potable y calles llenas de hoyancos.

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Pareciera que sus acciones por recaudar dinero con altos impuestos a los ciudadanos y por altos costos de servicio de agua potable, son un acto de desesperación, ya que Rabelo de la Torre inició su administración prácticamente en ceros, por mal manejo del anterior edil mocista, al igual que ella, a quien se dice encubre al no cumplir con la Ley de Transparencia y comprobar el destino de más de 50 millones de pesos y otros recursos por contratos millonarios a empresas cuyo domicilio fiscal están registrados en lotes baldíos, casas abandonadas y fachadas.

Por si fuera poco, ahora renunció su contralora, quien no quiere encubrir más estos malos manejos y falta de transparencia.

 

 

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