Cada vez que el presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, se somete a una intervención médica derivado de las complicaciones que le dejó un apuñalamiento en 2018, también se pone en tela de juicio su mandato, el cual será retado este año por el exmandatario Luiz Inácio Lula da Silva.

Bolsonaro, de nuevo al hospital… y al banquillo

El ultraderechista fue hospitalizado ayer en Sao Paulo por obstrucción intestinal, y aunque desde entonces presenta una buena evolución sin fiebre o dolor abdominal, sigue a la espera de la evaluación de su médico sobre una posible cirugía, por lo que aún no hay fecha estimada de su alta.

El mandatario fue apuñalado en el estómago en 2018, lo que lo hizo pasar por al menos cuatro cirugías, incluyendo la colocación y retirada de una bolsa de colostomía, por lo que se volvió candidato a sufrir trastornos intestinales posteriores.

El Presidente se dejó ver al sur de la región disfrutando de paseos en la playa, montando una moto de agua y en un parque de diversiones junto a su familia. Las imágenes lo hicieron blanco de críticas por disfrutar de sus vacaciones mientras el estado de Bahia, al nordeste, era escenario de intensas lluvias que devastaron decenas de municipios, vialidades, y dejaron 25 muertos… además de los cuestionamientos que acarrea por su manejo de la pandemia de Covid-19 -que reporta casi 620 mil muertos en el país sudamericano-, y por la crisis económica que se agrava.

Trump y Bolsonaro, caminos que se cruzan

Bolsonaro registra su nivel de popularidad más bajo desde que asumió en enero de 2019, con 53% de reprobación. Mientras tanto, el gobernante espera en el hospital la llegada del responsable del equipo médico que lo atiende, quien interrumpió sus vacaciones en Bahamas para atender al brasileño.

El exparacaidista, que prometió «restablecer el orden», ha encadenado las crisis en el seno de su gobierno, con una docena de ceses o renuncias de ministros en medio de polémicas, y se ha enfrentado a otras instituciones, especialmente el poder judicial.

Sus declaraciones «políticamente incorrectas» llegaron a su paroxismo a lo largo de la pandemia, que calificó de «gripecita», cuestionando la eficacia de las vacunas.

Con información de 24 HORAS