Decenas de líderes mundiales reunidos en la COP26 sobre el clima anunciaron el martes planes para reducir sus emisiones del muy contaminante metano y acabar con la deforestación en 2030, buscando dar impulso a unas negociaciones complicadas.
En el tercer día de la COP26 en la ciudad escocesa de Glasgow, los mandatarios, invitados a participar con la esperanza de que su presencia propulse el posterior diálogo, acordaron recortar en un 30% al final de esta década sus emisiones de metano.
Este «es uno de los gases que podemos reducir más rápidamente», subrayó la presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, junto al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, recordando que dicho gas es responsable de «cerca del 30%» del calentamiento global acumulado desde la revolución industrial.
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Más de 80 países firmaron en la COP26
El compromiso fue firmado por más de 80 naciones, entre ellos la mitad de los 30 principales emisores de metano, y Biden llamó a que «más países se sumen».
El metano tiene un efecto invernadero 80 veces más potente que el CO2 y sus fuentes, como las minas de carbón a cielo abierto y el ganado, han recibido relativamente poca atención hasta ahora.
Argentina, gran productor de carne de vacuno, se sumó en la COP26 a la promesa enfatizando «el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas» entre países desarrollados, responsables de la inmensa mayoría de las emisiones en el último siglo, y países en desarrollo.
«El aporte de nuestra agrobioindustria a la seguridad alimentaria mundial no debe ser excluido de las negociaciones climáticas para no generar nuevas formas de proteccionismo», defendió su presidente Alberto Fernández.
Y pidió que el pago de parte de su enorme deuda externa se vincule a «las imprescindibles inversiones en infraestructura verde que Argentina necesita».
Negociaciones complicadas
Cancelada al año pasado debido a la pandemia, la COP26 tiene como misión desarrollar el Acuerdo de París de 2015, que fijó como gran objetivo limitar el calentamiento del planeta a +1,5ºC.
Sin embargo, las negociaciones se anuncian complicadas.
El lunes, India, cuarto mayor emisor de CO2 del mundo, anunció que no espera alcanzar la neutralidad de carbono hasta 2070. Este muy esperado anuncio representa un retraso de dos décadas respecto a la mayoría de países.
El pacto sobre el metano fue el segundo de los dos grandes anuncios hechos en Glasgow por los jefes de Estado y de gobierno.
El primero consistió en la promesa de miles de millones de dólares en financiación pública y privada para detener y revertir la deforestación y la degradación del suelo en 2030.
«Nuestros bosques son también el modo en que la naturaleza captura el carbono, sacando el CO2 fuera de nuestra atmósfera», afirmó Biden.
«Tenemos que abordar esta cuestión [de la deforestación] con la misma seriedad que la descarbonización de nuestras economías», agregó durante un evento dedicado a los bosques y el uso del suelo.
Según la oenegé Global Forest Watch, solo en 2020 la destrucción de bosques primarios aumentó un 12% respecto al año anterior pese al parón económico por la pandemia.
En Brasil, cuna del mayor pulmón del planeta, provocó un aumento de 9,5% en las emisiones de gases de efecto invernadero.
Respaldo a actividades
En este contexto, de Brasil a China, pasando por Rusia, Indonesia o la República Democrática de Congo, los líderes de más de cien países, que reúnen el 85% de los bosques del mundo, firmaron el martes la Declaración de Glasgow.
Sus medidas incluyen respaldar actividades en los países en desarrollo como la restauración de tierras degradadas, la lucha contra los incendios forestales y la defensa de derechos de las comunidades indígenas.
Y se financiarán con 12.000 millones de dólares de dinero público aportados por 12 países entre 2021 y 2025, más 7.200 millones de dólares de inversión privada por parte de más de 30 instituciones financieras mundiales.
«Es muy importante ser neutros en carbono pero también es muy importante ser positivos con la naturaleza», afirmó el presidente Iván Duque de Colombia.
El país es ocupado al 52% por selva tropical y al 35% por tierra amazónica, que prometió declarar el 30% de su territorio como área protegida en 2022.
Es ocho años antes de lo previsto, «porque tenemos que actuar ahora», lanzó.
Grupos ecologistas denunciaron como demasiado tardío el fin de la deforestación en 2030 y Greenpeace lo tildó de «luz verde para otra década de destrucción forestal».
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