Nunkiní, un pequeño pueblo en el municipio de Calkiní, Campeche, se transforma cada año durante el Carnaval en un escenario mágico donde la tradición cobra vida. Los habitantes se visten de osos, una transformación que va más allá de un simple disfraz, es una conexión con su pasado y una expresión de su identidad cultural.
Prevalece al tiempo:
Los orígenes del Carnaval de Nunkiní se encuentran envueltos en el misterio. Algunas historias apuntan a la visita de un circo a principios del siglo XX, donde una persona que se disfrazaba de oso cautivó a la población. Inspirados por este espectáculo, los lugareños comenzaron a crear sus propios disfraces con materiales rudimentarios como costales y pitas de henequén, dando origen a la peculiar tradición de los “osos“.
Otra teoría, más profunda, relaciona la tradición con la Guerra de Castas. Se dice que los mayas, cansados de la opresión y la esclavitud a manos de los hacendados, se disfrazaban de osos para camuflarse y defenderse. La piel de venado en la parte trasera de sus trajes actuaba como una armadura rudimentaria, protegiéndolos de los latigazos y golpes.
Más que un disfraz:
El traje de oso en Nunkiní no es solo un disfraz, es una representación simbólica de la fuerza, la resistencia y la libertad. “ Los osos” recorren las calles bailando al ritmo de jaranas y charangas, creando una atmósfera festiva y llena de color. Los habitantes les ofrecen comida y bebida como muestra de agradecimiento por su protección y bendiciones.
Un carnaval único:
El Carnaval de Nunkiní se ha convertido en un evento único que atrae a visitantes de todo el país, e incluso algunos extranjeros que han tenido la oportunidad de portar alguno de los trajes, relatan que sienten que su animal interior se libera. Su singularidad y simbolismo lo convierten en una experiencia cultural invaluable que permite a los visitantes conectar con las tradiciones de la región.