El programa “Sembrando Vidas” en Campeche es elogiado por sus esfuerzos en ecología al reforestar 49 mil hectáreas y plantar 50.7 millones de árboles, beneficiando a miles.
Sin embargo, la retórica de “sembrar vidas” contrasta con realidades socioeconómicas.
¿Realmente resuelve la pobreza rural? ¿O es solo una fachada verde para ocultar la falta de políticas integrales?
Se necesita un análisis más profundo y métodos efectivos para evaluar su impacto real en la calidad de vida de los campesinos. ¿Será?