Gilad Erdan, embajador israelí ante la ONU, se colocó una estrella amarilla (insignia con que los nazis marcaban a los judíos) como “símbolo de orgullo”, tras arremeter contra la comunidad internacional en el Consejo de Seguridad por no condenar el ataque de Hamás del 7 de octubre. “A partir de hoy, y cada vez que me miren, recordarán lo que significa permanecer en silencio ante el mal”, comentó al rememorar el Holocausto, genocidio perpetrado por el régimen nazi durante la II Guerra Mundial en el que murieron más de 6 millones de judíos.
“Al igual que mis abuelos, y los abuelos de millones de judíos, a partir de ahora, mi equipo y yo llevaremos estrellas amarillas”, explicó. “Llevaremos esta estrella hasta que despierten y condenen las atrocidades de Hamás”, dijo tras ponerse en pie, colocarse la insignia con el mensaje en inglés “Nunca más” en la solapa y repartir otras entre su equipo que también la portó en su ropa. La semana pasada, el embajador Erdan pidió la dimisión del secretario general de la ONU, António Guterres, quien tras condenar en un discurso ante el Consejo de Seguridad el ataque de Hamás en Israel, aseguró que, al mismo tiempo, “es importante reconocer” que “no se produjeron de la nada”, sino de “56 años de ocupación sofocante” por Israel.
“Israel ha hecho su elección. Fuimos atacados por los nazis de Hamás. Nos mostraron que el odio genocida, odio judío no murió con Hitler, sino que burbujeó y creció, hasta invadir nuestra patria”, completó. Philippe Lazzarini, jefe de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos (UNWRA), advirtió poco antes que la ONU ha sido incapaz de adoptar alguna de las cuatro resoluciones presentadas en menos de dos semanas para exigir un alto el fuego humanitario y el cese de las hostilidades, que Israel debe observar un “estricto respeto del derecho internacional”.

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