El serbio Novak Djokovic, vigente campeón y primer cabeza de serie del Masters 1000 de Roma, tuvo que fajarse duro para avanzar a octavos ayer ante el búlgaro Grigor Dimitrov (33º); 6-3, 4-6 y 6-1.
En busca de sensaciones y de ritmo sobre tierra batida a dos semanas de Roland Garros (28 mayo-11 junio), el seis veces ganador en Roma se mostró sólido ante un adversario de prestigio, combativo, al que sin embargo había batido en once ocasiones de doce enfrentamientos.
Nole’ jugará por una plaza en cuartos con el británico Cameron Norrie (13º), que batió al húngaro Marton Fucsovics (92º), 6-2 y 7-6 (7/4).
Bajón en el segundo set
En su debut en Roma Djokovic había lamentado un inicio “lento” en segunda ronda ante el argentino Tomás Etcheverry (61º), 7-6 (7/5) y 6-2. No fue capaz de corregirse este domingo y empezó cediendo el saque, pero reaccionó rápido con dos roturas conseutivas para llevarse la primera manga.
El serbio, que perderá su plaza de número 1 mundial al final del torneo en beneficio de Carlos Alcaraz, siguió entonado al inicio de la segunda, con un nuevo ‘break’.
Pero entonces el búlgaro, conocido como ‘Mini Federer’ en sus inicios, recuperó su nivel ganando 12 puntos consecutivos para llevar el duelo al set decisivo ante un Djokovic al que le faltaba chispa en sus desplazamientos.
Su estado de gracia finalizó aquí y Djokovic selló una rotura de entrada en el tercero para galopar a octavos tras ganar dos partidos consecutivos en tierra por primera vez esta temporada.
“Creo que estuve sólido, pude ganar en dos sets, pero afortunadamente me recuperé con un ‘break’ crucial en el primer juego (del tercero)”, analizó el serbio de 35 años.