Los ingresos públicos muestran fortaleza por ahora, pero las principales fuentes de esos recursos, el ISR y los ingresos petroleros, dependen de variables que podrían debilitarse y generar presiones en las finanzas públicas, consideró el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP).
Una nueva desaceleración va a presionar a la recaudación: IP
En su análisis semanal, indicó que en los primeros seis meses del año las finanzas públicas siguieron bajo estabilidad en lo general, pero que en la evolución de sus componentes se percibe fragilidad en la sostenibilidad de las fuentes de ingresos y deficiencias en la asignación del gasto.
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Expuso que la recaudación tributaria, y en especial la del ISR, está relacionada cercanamente al crecimiento de la economía, incluso normalmente se proyecta la recaudación del impuesto con una tasa de crecimiento igual a la prevista para el PIB.
Agregó que si bien la estimación del crecimiento al primer semestre fue favorable, 1.9% anual de acuerdo con cifras preliminares del Inegi, se anticipa una nueva desaceleración, lo que ejercerá presión sobre la recaudación.
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Apuntó que los precios del petróleo muestran una tendencia a la baja desde el último registro por arriba de los 100 dólares por barril reportado el 4 de julio, de modo que hasta el jueves pasado habían disminuido en 18.62 dólares.
Señaló que una caída en el precio del crudo también sería una presión sobre las finanzas, aunque acotó que probablemente la reducción no sea muy pronunciada, pues los futuros internacionales del crudo apuntan a una reducción de alrededor de 10% en los próximos 12 meses, y por otro lado es razonable anticipar que en su caso las disminuciones de precios se compensen con menores subsidios a los combustibles.
Indicó que el monto de los egresos del erario se mantiene bajo control, pues en la primera mitad del año ascendieron a 3.5 billones de pesos, cifra que superó en 2.1% real el gasto del mismo periodo del año pasado, principalmente debido a un aumento pronunciado en las participaciones federales.
Manifestó que el gasto programable del sector público, que excluye participaciones y servicio de la deuda, fue mayor al del primer semestre de 2021 sólo en 0.5%. No obstante, subrayó que el gasto público no es y no ha sido tan austero como lo sostiene el discurso oficial.
“Cabe señalar que la asignación de las erogaciones del sector público responde primordialmente a las prioridades gubernamentales actuales.
En sí, ello es adecuado. Pero las prioridades gubernamentales parecen más determinadas por objetivos estrictamente político-electorales que por las necesidades más apremiantes para el bienestar sostenible de la sociedad”, aseveró.
Destacó que el gasto en Turismo creció 260% anual, el de Bienestar 23.7% y el de Trabajo 29.2%, lo que se explica por los crecientes recursos destinados a los programas sociales-asistenciales del Gobierno, “que carecen de incentivos para romper el círculo de la pobreza” y al Tren Maya.
Contrastó que en el primer semestre el gasto del ramo en Educación disminuyó 17.9%, y el de Salud 6.4%, y que aun cuando el ramo de Seguridad Pública erogó recursos superiores respecto al año anterior, su gasto está 30% por debajo del correspondiente al mismo lapso de 2019.