Diego lópez, una encarnación del cúmulo de valores que ejemplifican el triunfo a un esfuerzo que se vio coronado con tres medallas en los juegos paralímpicos de Tokio 2020 y que en entrevista con 24 Horas, el también abanderado nacional, recapituló algunos episodios que vivió para alcanzar la gloria.
“La natación es el primer deporte que practiqué desde chico. Y después de tener la dicha de estar en una silla de ruedas, ahora lo veo así, es el sitio en el que me siento en una libertad plena y esa sensación de deslizarme en el agua es algo que me fascina. Esa experiencia no se compara con nada. Me encanta que es un deporte muy celoso, porque te exige lo mejor de ti y si no es así no se va a dar lo mejor en competencia”, dijo el campeón paralímpico.
Antes de estar en silla de ruedas, Diego ya estaba en el proceso de ser un tritón, solo cambió la modalidad a los 16 años, cuando se desató en él una patología degenerativa que le hizo encaminarse hacia el deporte paralímpico, en el cual ya puede presumir de ser alguien único.
“Me siento muy contento y agradecido de tener en casa mis medallas de oro, plata y bronce.
Todavía no lo creo, hay veces que digo, ‘wow, cómo es posible que lo soñé, trabajé, me esforcé, me discipliné, hice mi mejor esfuerzo y se dieron estos grandes triunfos’. Estoy feliz de inspirar a la gente y de decir que no importa del rincón del que vengas, si te enfocas en lo que quieres, no importa si no tienes todas las cosas a la mano y los apoyos. Ese no es el factor, sino la persona y la determinación es más que todo. Considero que este logro se dio por eso”, expresó emocionado el abanderado nacional.
Para el exterior, el oro es la traducción de la alegría más dulce, pero para Diego, hay otra presea obtenida en Tokio 2020 que valora más.
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El atleta paralímpico Diego López ya se alista para un nuevo reto
“La medalla de bronce fue la más emotiva para mí, la que más celebré, la que más agradezco a Dios que fuera esa presea la motivación y no el oro para que no me conformara. Fue algo muy bonito cuando vi que la gané, ser el primer mexicano que lo hizo. Cuando la gané, marcó la pauta de que no podía pasar algo que hiciera menos este logro, solo mejorarlo”, añadió Diego.
Si ya las medidas para ingresar a Japón eran estrictas, para Diego, la odisea inició en México, a días de partir a la cita más importante de su vida, y combatiendo al enemigo público del mundo de la actualidad: el Covid-19.
“Lo más difícil fue estar en mi casa y no tener contacto con nadie. Despedirme de mi familia solo por teléfono fue algo que me pegó y que consideré que lo que estaba viviendo lo tenía qué valorar y tomarlo como motivación. Eso me lo inculcaron mis padres y me decían ‘vas, pero por un objetivo’. No sabía si lo iba a conseguir, pero se logró”, compartió.
“Su peso neto es alrededor de 600 gramos. No son de oro, plata ni bronce, acotó. Todas las medallas son hechas con materiales reciclados, a lo mucho tienen una pintada de oro. Para las personas malas que piensan que son de oro, no lo son. Pero no es lo que pese físicamente, sino que tiene el peso de 130 millones de mexicanos. No veo los 600 gramos, sino lo que representa y le pude dar a mi país”.
Respecto a la reducción de apoyo a algunos atletas por parte de Conade, Diego relata lo que le ha tocado vivir en primera persona con este tema tan polémico.
Con información de Agencias