Credit: SAID KHATIB/ AFP.

Desde el inicio de la guerra miles de embarazadas en la Franja de Gaza se han visto obligadas a dar a luz usando la linterna de un teléfono y, tan solo unas horas después, regresar a una tienda de campaña sin nada que comer.

Asmaa Ahmed, de 31 años, dio a luz hace cuatro meses al pequeño Faraj en la escuela donde se refugiaba en la Ciudad de Gaza.

“Tenía mucho, mucho miedo de perder al bebé” debido a que “mi embarazo era de riesgo desde el principio”, explica, y a que “la situación se agravó” cuando la familia tuvo que abandonar su domicilio por los combates.

Al no haber electricidad, el parto se produjo “a la luz del teléfono móvil” y hubo que cortar el cordón “con unas simples tijeras”, contaron el médico, Mahmud al Af, y la enfermera, Baraa Jaber.

Las embarazadas, unas 52 mil en la Franja de Gaza según la Organización Mundial de la Salud (OMS), son especialmente vulnerables desde que comenzó el conflicto entre Hamás e Israel hace casi cinco meses.

La guerra se desencadenó el 7 de octubre por el sangriento ataque del movimiento islamista palestino que dejó mil 160 muertos en el sur de Israel, en su mayoría civiles, según un recuento de la AFP basado en datos oficiales israelíes.

Credit: AFP

‘Peor que el infierno’

Samah al Helu, de 21 años, necesitaba una “intervención quirúrgica” para su parto, pero tuvo que esperar “dos semanas” porque “no había doctores, ni camas, ni quirófano”.

Cuando su hijo Mohammed nació el 10 de febrero, “el doctor nos devolvió” a la tienda de campaña en la que su familia, que huyó de los combates en la Ciudad de Gaza, estaba refugiada en Rafah, en el extremo sur del territorio asediado.

La vida en “el frío” es “peor que en el infierno”. “Creí que iba a perder a mi hijo”, afirma.

Sólo 12 de los 36 hospitales funcionan parcialmente en la Franja de Gaza, donde las operaciones militares israelíes en represalia por el ataque del 7 de octubre ya han dejado 30.631 muertos, principalmente mujeres y niños, según el Ministerio de Salud de Hamás.

En el sur, donde viven más de 1.5 millones de personas, muchas de ellas desplazadas por la guerra, solo quedan cinco salas de partos en el hospital Emiratí de Rafah.

Según testimonios recabados por la AFP, algunas mujeres tuvieron que dar a luz en la calle o en el piso del hospital.

Ante estas deplorables condiciones de higiene, la ONU distribuyó miles de kits para partos independientes, que contienen sábanas desechables y material estéril para cortar el cordón umbilical.

Según un informe del UNFPA publicado en febrero, las embarazadas suelen llegar a término con infecciones genitourinarias que comprometen la salud de sus recién nacidos.

AFP

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