El Líder Supremo Maya, Filiberto Ku Chan, hizo hincapié en un hecho crucial pero a menudo subestimado: la Península de Yucatán alberga reservas hídricas de vital importancia para México, aunque estas no sean visibles en la superficie. Su declaración resalta la vulnerabilidad de estos recursos ante la contaminación, planteando una llamada urgente a la acción para salvaguardarlos.
En un llamado a la reflexión sobre el modelo de desarrollo actual, Ku Chan advierte sobre los peligros de repetir los errores cometidos por regiones industrializadas. Referenciando crisis hídricas en lugares como Nuevo León, la Comarca Lagunera y el Valle de México, atribuidas a una gestión deficiente del recurso, el líder maya subraya la necesidad de aprender de estas lecciones para evitar un desastre similar en Yucatán.
A pesar de las garantías de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) sobre el suministro hídrico para las próximas tres décadas, Ku Chan insta a la precaución y a la implementación de medidas preventivas. Destaca la importancia de reformar sectores clave como la agricultura, ganadería e industria, principales consumidores de agua en la región.
En particular, señala la urgencia de revisar prácticas agrícolas en áreas como Hopelchén, donde la contaminación por agroquímicos y la sobreexplotación de acuíferos ya están causando estragos. Cuestiona la sostenibilidad de modelos que priorizan la producción masiva de cultivos como soya, sorgo y maíz para exportación, en detrimento del medio ambiente y la salud de las comunidades locales.
El líder maya advierte sobre el posible éxodo de industrias y productores hacia el sureste, en busca de recursos hídricos aparentemente más abundantes. Ante esta posibilidad, destaca la necesidad de equilibrar el crecimiento económico con la preservación ambiental, reconociendo los beneficios de un nivel relativamente bajo de industrialización en la región hasta el momento.
La visión de Ku Chan no solo contempla la urgencia de medidas correctivas, sino también la necesidad de un cambio cultural y estructural en la forma en que se aborda el desarrollo en la región. Propone un enfoque holístico que integre consideraciones ambientales, sociales y económicas para garantizar un futuro sostenible para las generaciones venideras.