Conocido como “el pueblo fantasma’ de Campeche, Real de Salinas, en Calkiní, fue un territorio ocupado por cerca de 200 personas en la época donde la extracción de sal y el aprovechamiento del palo de tinte tuvo su apogeo hace más de 200 años.
Dentro de la Reserva de la Biosfera Ría Celestún, es un área de vital importancia para la conservación, ya que sus aguas contienen al crustáceo “artemia”, principal alimento de los flamingos, y cuyo pigmento le da el conocido color rosa a esta enigmática especie en peligro de extinción.
Ahora, esa zona se ve afectada por la contaminación debido a un basurero clandestino de Celestún cercano a la zona, y el tránsito turístico sin autorización que genera un impacto negativo en la pureza de las aguas.
Por ello la cooperativa Jaa Nojol, conformado por mujeres y hombres de distintas localidades vecinas, se dedican a mantener limpias las charcas salineras y hacer un aprovechamiento artesanal de la sal, sin que ningún Gobierno anterior les prestara atención en los últimos 20 años.
En junio de 2022, durante la visita de la gobernadora Layda Sansores San Román, se comprometió a apoyarlos e impulsar el desarrollo de la zona, por lo que desde la Secretaría de Medio Ambiente, Biodiversidad, Cambio Climático y Energía (Semabicce) se ha dado puntual seguimiento a este compromiso.
Por lo que Semabicce apoya para certificar la sal para demostrar la calidad del producto, entrega de equipamiento para el aprovechamiento extractivo artesanal, limpieza de la zona, legalización de sus actividades con Semarnat y la entrega de 10 señaléticas para indicar que es un territorio campechano y promover la inocuidad del área.