La devastación del manglar en una crucial zona lagunar del sur de Quintana Roo ha desatado alarmas entre activistas y defensores del medio ambiente. La construcción del Tramo 6 del Tren Maya ha sido señalada como responsable de esta situación que afecta seriamente al ecosistema local.
Ubicado en la región previa a Chetumal, este tramo atraviesa una red de manglares que conecta la laguna de Bacalar con la laguna de Huay Pix, así como el canal del Estero de Chac y otros cuerpos de agua fundamentales. Los integrantes de la agrupación SOS Selva Maya han denunciado públicamente esta destrucción, destacando la importancia vital de estos manglares para el equilibrio ambiental de la zona.
Según sus testimonios, la intervención para la construcción del tren ha generado preocupación sobre el flujo natural del agua, especialmente durante la temporada de lluvias. La colocación de tubos bajo el terraplén se propuso como solución, pero se teme que esta medida no sea suficiente para mantener el flujo adecuado, especialmente considerando la futura instalación de pilotes.
Guillermo D’Christy, de la agrupación Sélvame del Tren, ha expresado su inquietud sobre el impacto a largo plazo de estas acciones en el manglar y el ecosistema circundante. La preocupación se centra en la fragilidad de este ecosistema protegido a nivel internacional, designado como tal por la Convención Ramsar, y la necesidad de preservar su biodiversidad.
El daño ambiental causado por la fragmentación del manglar y la alteración de los flujos de agua es evidente, afectando no solo a las especies animales y vegetales que dependen de este hábitat, sino también al equilibrio hidrológico regional.
La construcción del Tramo 6 del Tren Maya, que se extiende aproximadamente por 255.4 kilómetros, ha generado preocupaciones adicionales sobre la preservación del medio ambiente y la biodiversidad en la región. Aunque se promociona como una oportunidad para el turismo y el desarrollo regional, es necesario abordar con urgencia los impactos ambientales y sociales derivados de este megaproyecto.
En medio de la polémica, se plantea una pregunta crucial: ¿a qué costo se está construyendo este tren sobre la riqueza natural y cultural de la zona maya? La respuesta a esta interrogante sigue siendo motivo de debate entre los defensores del medio ambiente, las comunidades locales y las autoridades responsables del proyecto.