La protesta de comisarios y pobladores de 10 localidades en las oficinas de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) en Hopelchén expone la negligencia institucional y la desesperación de quienes sufren por el deficiente servicio eléctrico. Las constantes interrupciones, los equipos dañados y la falta de respuesta de la paraestatal han generado una situación insostenible. La toma de instalaciones como medida extrema refleja la frustración ante la indiferencia oficial. Aunque se logró un compromiso de mejoras, la falta de atención previa revela una preocupante desconexión entre la CFE y las comunidades afectadas. ¿Será?