Gravar las bebidas azucaradas tiene un efecto positivo tanto para la salud de las poblaciones como para las finanzas públicas, estimó este miércoles el Banco Mundial (BM), que anima a los estados a plantearse tomar medidas en este sentido.
Esto “aumentaría la productividad y los ingresos” de los estados, al tiempo que mejoraría la salud de los residentes al alentarlos a consumir bebidas alternativas como el agua, según una publicación de blog publicada por el Banco Mundial.
Este tipo de impuesto denominado “pigouviano” se basa en el principio de la señal del precio, aumentando el de los productos objetivo para reducir su consumo.
Por el momento, más de la mitad de la población mundial vive en países que han implementado este tipo de tributación, principalmente en países pobres y emergentes. Por el contrario, la mayoría de los países del G20 no han implementado impuestos específicos sobre las bebidas azucaradas.
La cobertura también es desigual según la región: el 98 % de la población del sur de Asia y el 81 % de la población de América Latina están así afectadas, mientras que este es el caso de solo el 21 % de la población del norte de África y Oriente Próximo e incluso 10% de los de Asia Oriental y el Pacífico.
Para mejorar su eficacia, este impuesto debe aumentar los precios de manera suficientemente significativa y dirigirse a una amplia categoría de productos, incluidas las bebidas de chocolate o los jugos de frutas.
Sin embargo, el BM lamenta que, en la mayoría de los casos, esta tributación no esté suficientemente dirigida, integrando también el agua embotellada, reduciendo así los efectos potenciales en términos de salud pública.