Científicos advierten que con la confirmación del primer caso de un ocelote albino que se tenga información en Colombia, es un síntoma de deforestación por la actividad humana.
Luego de practicarle pruebas genéticas a una felina de pelaje blanco y ojos rojos que permanece bajo protección en Antioquia, al noroeste del país, Colombia ha confirmado el hecho.
La felina albina fue hallada un año atrás cuando todavía era una cría de sólo 440 gramos en la zona rural de Amalfi —un municipio de Antioquia— y al inicio fue identificada provisionalmente como un puma yagouaroundi.
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Con las pruebas genéticas fue confirmada su especie leopardus pardalis, conocida comúnmente como ocelote, que habita desde los bosques y hasta los páramos del continente americano
Los reportes indican que la felina, considerada “extremadamente inusual”, alcanzó la edad adulta y pesa 12,8 kilogramos. Los ocelotes suelen tener el pelaje pardo, ser carnívoros y cazadores, sin embargo, la felina albina dada su mutación genética recesiva no pudo ser liberada a la vida silvestre por su dificultad para camuflarse y ceguera.
La felina fue enviada al Parque de la Conservación, una entidad privada que construyó un mobiliario de baja altura y cuerpos de agua de poca profundidad dada su ceguera total. Es alimentada diariamente con 700 gramos de carnes rojas y pollo.
¿Cuál es el motivo que angustia a los científicos respecto a la ocelote albina?
De acuerdo a la bióloga Catalina Díaz Vasco asegura que el descubrimiento del espécimen le ha generado emociones encontradas.
Díaz Vasco sabe que el animal ha sufrido y eso “no es una buena señal” sobre los bosques de Antioquia. “Varias publicaciones van a tener un tono celebratorio, pero no tenemos que estar contentos de que exista”, enfatizó la científica.
Comentó que la ocelote albina deja en evidencia que la actividad humana, específicamente en los bosques de Antioquia, Colombia ha vulnerado la situación de los felinos. La ganadería, la minería y los cultivos de café interrumpen los corredores naturales que conectan los bosques.
De momento, la ocelote albina está bien cuidada y a salvo y es motivo de orgullo para el Parque de la Conservación. “Es una consentida porque es un símbolo del rescate y refugio, de recuperación y de resiliencia”, contó el portavoz Jorge Londoño.