Y es que, ante las consecuencias de la pandemia y el surgimiento de la guerra en Ucrania, que encienden las alertas sobre la proveeduría de mercancías, incluidos los alimentos, será necesario irse adaptando y no recurrir a compras de pánico, pues ello puede provocar consecuencias aún más graves, advierten.
Sugieren planear consumos para conjurar los desabastos
“La sociedad debe de entender que el problema de escasez, es un problema que vamos a vivir con él porque estamos en un mundo globalizado y la demanda es internacional, entonces debemos de tener un racionamiento del producto”, aconsejó Bendreff Desilus, especialista de la Facultad de Negocios de la Universidad La Salle.
Y es que, en el caso en que los consumidores caigan en las compras de pánico y adquieran productos que no van a consumir en el corto plazo, generarán un escenario de escasez de bienes, provocando encarecimiento.
En ese sentido, el encarecimiento de alimentos, causado por escasez y combinado con elevados niveles de inflación –cuyo indicador general anual se ubicó en 7.65% en mayo pasado–, complicarían aún más el contexto, provocando la reducción del poder adquisitivo de los mexicanos.
Video: Un adolescente sin vida y tres heridos en tiroteo en Washington, EU
“Vamos a necesitar más dinero para consumir lo mismo, y eso va a significar el sacrificio de otros bienes que se dejan de consumir”, añadió.
Si bien, el especialista emitió recomendaciones para consumidores, también apuntó que el Gobierno federal debe de cuidar toda la cadena de producción y distribución de alimentos para asegurarse que no haya trabas en ninguno de los intermediarios, con el objetivo de asegurarse que el producto llegue adecuadamente al consumidor final.
El presidente de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec), Cuauhtémoc Rivera, agregó que cuando el consumidor no logre encontrar los productos de consumo tradicional, no debería de asustarse y suponer una escasez, sino destinar más tiempo y esfuerzo en sus compras.
El representante de los pequeños comerciantes señaló que en un monitoreo de los precios de la canasta básica que realizaron del 15 de mayo al 12 de julio, además de reportar aumento de 20 productos contenidos en el plan antiinflacionario del Gobierno federal, también recibieron una primera alerta de escasez de algunas presentaciones de bienes, pero no de productos.
En sus compras, la señora Julia descartó que haya escasez de productos, pero sí enfatizó en los elevados precios que la han orillado a comprar menos cantidades de las previstas o productos alternativos.
“Es más fácil que deje de comprar mi comida a diario por falta de dinero, porque ya todo subió muchísimo, que porque no traigan los productos al mercado“, externó.
“Si algún día hay escasez de alimentos, pues comeremos lo que haya y para lo que nos alcance”, respondió de manera contundente. Y es que comparte que ante el alza en los precios, la única carne que consume es el pollo, pues el bistec duplica el precio.
Datos de la Profeco señalan que en la zona metropolitana del Valle de México, mientras el kilo de bistec de res tiene un precio promedio de 196.39 pesos, la pechuga de pollo está en 111.49 pesos. Una diferencia de casi 85 pesos.