Llevar en la piel un homenaje a las fuerzas armadas, un recuerdo de la ciudad natal abandonada o una declaración de amor al país se puso de moda en Ucrania, donde la invasión rusa disparó la demanda de tatuajes con mensajes patrióticos en pro del ejercito.
En el festival «Art Weapon» de Kiev, decenas de personas acudieron para inmortalizar en su piel su apoyo al país. En esta fábrica abandonada, donde los altavoces emiten música electrónica y rock garage, el dinero recaudado se destina el ejército ucraniano.
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Aceptando hablar bajo anonimato, un joven militar de 20 años está a punto de tatuarse por primera vez.
Ha elegido un diseño dedicado al batallón nacionalista Azov, donde combaten dos amigos suyos atrincherados junto a cientos de compañeros en la acería Azovstal de Mariúpol, asediada por las fuerzas rusas.
«Es difícil para mi pero no puedo imaginar lo que sienten», declara a AFP justo antes de enfrentarse con la aguja. «Me han dicho que van a defender Ucrania hasta la muerte», añade.
Para la actriz y música Marusia Yonova, de 27 años, su nuevo tatuaje, un sencillo pero director «Kiev», es un recordatorio del momento en que tuvo que dejar su casa a principios de la guerra y la ola de emociones que vivió después.
«Es por ello que decidió tatuarme el nombre de mi ciudad preferida», explica la joven, que no consigue describir «el nivel de emociones» que siente desde hace dos meses y medio.
– Una «emoción intensa» –
Jénia, un tatuador de 27 años, ha notado un aumento de la demanda de tatuajes patrióticos desde el inicio de la invasión rusa el 24 de febrero. Y también la llegada de nuevos clientes que todavía no se habían hecho ninguno.
«La guerra los ha cambiado y han empezado a hacerse tatuajes. Y los primeros tatuajes son tatuajes patrióticos», explica el profesional.
Los hay de todas las formas:: desde el tridente ucraniano, el escudo del país, cubriendo toda la espalda a eslóganes marciales como «Muerte al enemigo» o «Buque de guerra ruso, jódete», el mensaje lanzado a comienzos de la guerra por un soldado ucraniano en la isla de las Serpientes, en el mar Negro.
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La invasión y la guerra han desencadenado una ola de patriotismo y de unidad por toda Ucrania. Amplios sectores de la población han participado de una forma u otra en el esfuerzo de guerra: fabricando cócteles molotov, tejiendo redes de camuflaje o entregando donaciones al ejército.
«Cuando la guerra empezó, un sentimiento nuevo apareció, una emoción intensa», resume Anastasia, una estudiante de economía de 18 años que va a tatuarse el tridente ucraniano en la parte baja de la espalda.
Lo decidió justo la víspera, pero no alberga dudas al respecto: «Es muy importante para mí tenerlo».