La situación en la Península de Atasta es un reflejo alarmante de la negligencia sistemática en materia de salud por parte de las autoridades.
El líder social Elio García Rodríguez expone la cruda realidad de un hospital sin medicamentos ni insumos básicos, donde las familias se ven forzadas a recurrir a medidas desesperadas para obtener atención médica.
Pacientes y familiares afirman que la promesa, de los gobiernos federal y estatal, de una transformación social a fondo ha resultado ser una farsa, dejando a la población en un estado de abandono prolongado que se extiende por décadas.
En lugar de invertir en mejorar las instalaciones y garantizar un suministro adecuado de medicamentos, la clínica ofrece solo paracetamol, mientras que la falta de personal médico adecuado agrava la crisis.
La presencia de empleados supera con creces a la de doctores, algunos de los cuales prefieren atender en consultorios privados en otras áreas. ¿Será?