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El crecimiento de la economía se debilitó en el tercer trimestre del año, mostrando un desempeño desigual entre los diferentes sectores productivos.

Los principales factores que debilitaron el dinamismo de la economía fueron el recrudecimiento de la pandemia y la crisis en la cadena de suministros.

En el tercer trimestre, las exportaciones manufactureras no automotrices subieron 3.6% trimestral, mientras que las automotrices presentaron una contracción de 10.8%.

En dicho periodo la cuenta corriente registró un déficit de 1.3% del PIB, reflejo de una significativa reducción en el saldo de la balanza comercial no petrolera, la cual fue parcialmente compensada por mayores ingresos por viajes y el ingreso de dólares al país por concepto de remesas.

La producción industrial se desaceleró, mostrando un avance de 0.3% en el tercer trimestre del año frente a 0.8% del segundo trimestre del año. El sector servicios se contrajo 0.9% desde 1.2% el segundo trimestre.

La inversión fija bruta también refleja la desaceleración de la economía; en enero se registró el mayor avance del año con un incremento de 3.7%, mientras que en abril, junio y septiembre la inversión cayó -0.6%, -3.1% y -1.6%, respectivamente y aún se encuentra por debajo de los niveles observados en febrero de 2020.

Al interior, tanto el componente de maquinaria y equipo como el de inversión en construcción presentaron bajas mensuales en septiembre de -1.16% y -1.5% mensual.

El consumo privado también se ha debilitado; el consumo de bienes registró una reducción en el tercer trimestre del año, en tanto que el consumo de servicios frenó su recuperación.

Respecto al mercado laboral, algunos indicadores muestran cierta mejoría. La transición al nuevo régimen de subcontratación laboral derivó en una recomposición por tipo de puestos de trabajo entre eventuales y permanentes, que llevó al número de contrataciones y separaciones a niveles no observados previamente.